ESCRITO POR ALFONSO & MIGUEL ROMERO
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Con todos los precedentes que se quiera, que los hubo y
no pocos, el slasher queda inaugurado con “La noche de Halloween” (1978) de
John Carpenter, quien le conferirá algunos de sus rasgos fundamentales:
situándolo en un lugar carácteristicamente estadounidense, en este caso un
barrio residencial, y ocurriendo la acción en una fecha importante en el
calendario anglosajón como es la noche de difuntos. Además de crear a ese
asesino prácticamente inmortal y que se convierte en una personificación del
mal (oculto tras una máscara), designar como víctimas preferentes a los/las
jóvenes y alzar como heroína de la función a la más voluntariosa y virginal del
grupo. El hecho que las chicas protagonistas ejerzan de niñeras es algo sui
generis con los barrios residenciales (blancos) norteamericanos. Aunque el
slasher como género explotativo y comercial queda consagrado con la llegada de
la exploit directa del film de Carpenter, por supuesto nos referimos a “Viernes
13”. Sean S. Cunningham volverá a situar la trama en una fecha
característicamente americana que igualmente coloca en el título, y llevando la
acción en esta ocasión en los típicos campamentos de verano que, al igual que
los barrios residenciales, están lo sufientemente alejados de las grandes urbes
para no poder escapar del asesino. Las víctimas seguían siendo adolescentes con
ganas de fiesta. De igual modo, un acontecimiento de años atrás volvía a hacer
presencia comenzando la cuenta de cadáveres, e inauguraba por su parte lo que
se convertirá en cliché, la venganza por un hecho pasado. Para “Viernes 13”
contaron con la magia de un imaginativo Tom Savini para recrear los FX, quien
se convertirá en pieza clave del género, siendo requeridos sus servicios en
multitud de slashers, porque lo que hace el film de Cunningham es incluir
muchas muertes sangrientas (la cinta de Carpenter apenas tenía gore), y con
ello comenzaba la fiesta. A partir de ahora lo creativo y sangriento en los
asesinatos se convierte en un reclamo para el público. Con “Viernes 13” se destapaba
la caja de Pandora, la veda quedaba abierta y muy pronto muchas otras
festividades llenas de hemogrobínicas matanzas llegaban a las carteleras: “El
día de la madre” (1980) dirigida por Charles Kauffman para la Troma, “Fin de
año maldito” (1980) de Emmett Alston, “To all a good night” (1980) del actor de
culto David Hess, “San Valentín sangriento” (1981), film canadiense de George
Mihalka, las navidades como diana en “Noche de paz, noche de muerte” (1984) de
Charles E. Sellier Jr, coincidiendo con “No abrir hasta navidad” (1984), título
británico realizado por el intérprete Edmund Purdom, que tenían como referente
claro el “Navidades negras” (1974) de Bob Clark; William Lustig incluso se
atrevería con la festividad más patriótica en la tardía "Uncle Sam"
(1996), retitulada en nuestro país apropiadamente "Muerto el cuatro de
julio". Y podríamos hacer mención a "Thanksgiving", el paródico
fake-trailer de Eli Roth para "Grindhouse" (2007), el díptico de
Tarantino y Rodriguez. Además, el slasher recurrió en alguna que otra ocasión a
las leyendas urbanas como base: “Llama un extraño” (1979) de Fred Walton, “Sabe
que estás sola” (1981) de Armand Mastroianni, etc...
Como producto comercial estadounidense, el slasher, a
diferencia del thriller italiano, generó secuelas (hablamos no ya de películas
sino de sagas al referirnos a “La noche de Halloween”, “Viernes 13”, “Maniac
Cop” o “Pesadilla en Elm Street”), merchandising (camisetas, cómics, muñecos,
tazas, toallas... y un largo etcétera), parodias, revivals, remakes, e incluso
trasvases a la televisión. El giallo tuvo algún título más o menos cómico
siguiendo sus directrices, como vendría a ser “Días de amor y venganza” (1979)
de Sergio Corbucci pero, al contrario que el spaghetti-western o el poliziesco,
no tuvo una vertiente paródica. El slasher sin embargo pronto sufrió parodias,
como “Sábado 14” (1981) de Howard R. Cohen, amén que algunas secuelas oficiales
de títulos de éxito tiraron por la vertiente de la caricatura riéndose de sus
clichés con guiños al espectador, sería el caso de “Viernes 13 VI: Jason vive”
(1986) de Tom McLoughlin, o, y siguiendo con el retoño de la señora Vorhees,
“Jason X” (2001) de James Isaac. En tiempos más recientes, directores jóvenes
han tratado el género de una manera nostágica a la vez que bromeando sobre él,
como, entre otras, la hipergore e hipersexualizada "Gutterballs"
(2008) de Roy Nicholson. El asesino (¿o hay más de uno?) de la bolera, el más
hortera que se recuerda, que luce una bolsa de cuero para guardar la bola a
modo de máscara y usa bolos como armas mortíferas.
Si consideramos, como indica la crítica, que el giallo
terminó como género rentable en la taquilla en 1982 y con “Tenebre”, los
posteriores ejemplos del mismo han sido homenajes o intentos en vano de
resucitar al mismo en el plano comercial. El slasher al contrario vio
reverdecer laureles a mediados de los 90. Precedido por la buena aceptación en
taquilla de “Jóvenes y brujas” (1996) de Andrew Fleming, que avisaba del
regreso del terror teenager a las carteleras, Wes Craven estrena “Scream.
Vigila quien llama”, introduciendo un juego referencial y metalingüístico para
con las normas del género y la complicidad del espectador avisado a la par que
traer a las salas a nuevas generaciones con la inclusión en el reparto de
estrellas del cine y la televisión. Craven contó con Drew Barrymore, Neve
Campbell, también en la cinta de Fleming y que triunfaba por entonces con
“Cinco en familia” (1994-2000), o Courteney Cox, que gozaba de su momento de
gloria gracias a “Friends” (1994-2004). Seguirían con idéntica fórmula “Sé lo
que hicísteis el último verano” (1997) de Jim Guillespie, o “Leyenda urbana”
(1998) de Jamie Blanks, responsable también de “Un San Valentín de muerte”
(2001), la única de este lote que no se convirtió en saga. A la vez, los viejos
psycho-killers, léanse Jason, Freddie, Myers, e incluso Chucky, volvían a la
carga aprovechando la salud de la que volvía a gozar el slasher, llegando a
materializarse incluso el viejo proyecto de enfrentar a los dos primeros, que
recaería finalmente en manos del chino Ronny Yu en la incomprendida “Freddie vs
Jason” (2003). Con el cambio de siglo se estrenaba en salas algún slasher de
interés, como es el caso de “Los ojos del mal” (2006) de Gregory Dark,
responsable de importantes títulos del porno-USA de los 80 y 90, pero a rasgos
generales el filón se presentaba agotado, quedando refugiado en el mercado
doméstico en cintas de escaso interés. Mientras, la gran pantalla volvía a
llenarse de sangre con la llegada del controvertido torture-porn, a la par que
se sucedían remakes de viejos éxitos del cine de terror de los 70 y 80
reclamando espectadores jóvenes. Con el éxito de los remakes de “La matanza de
Texas” (2003) a cargo de Marcus Nispel o “El amanecer de los muertos” (2004)
por Zack Snyder, no tardarían en llegar “La morada del miedo” (2005) de Andrew
Williams, “Carretera al infierno” (2007) de Dave Meyers o “The Crazies” (2010)
de Breck Eisner. Y, por supuesto, los títulos claves del slasher eran igualmente
revisitados, el propio Nispel se hizo con las riendas del remake de “Viernes
13” (2009) y Samuel Bayer con el de “Pesadilla en Elm Street” (2010). El
productor Michael Bay estuvo detrás de muchas de estas, por así decirlo,
puestas al día de los títulos clave del cine de terror made in USA. Pero
hubieron muchos más, Simon West, de profesión sus cintas de acción para la
Millenium, realizó “Cuando llama un extraño”, Glen Morgan “Negra navidad”
(2006), Stewart Hendler “Hermandad de sangre” (2009), Steven C. Miller “Silent
night, deadly night” (2012), etc...Destacando el resurgir de Michael Myers de
la mano de Rob Zombie en “Halloween. El origen” (2007) y su directa secuela
“Halloween II” (2009).
Ya a finales de los 80, en plena fiebre por las correrías
del asesino de Elm Street, Freddy se pasaba a la pequeña pantalla en series
como “Las pesadillas de Freddie” (1988-1990) -similar fue “Nightmare Café”,
(1992) con Wes Craven y Englund involucrados-, pero ha sido más recientemente
cuando el slasher catódico ha tenido mejor aceptación con “Scream” (2015) en la
MTV y “Scream queens” (2015) de la FOX. En esta segunda se encuantran dos
generaciones de reinas del grito, representadas por Jamie Lee Curtis y Emma
Roberts. En Italia tal vez haya sido Lamberto Bava quien con más asiduidad ha
trabajado para la caja tonta. Ayudó a su padre a terminar "La Venere d'Ille" (1979), la
primera película fantástica hecha para la televisón italiana, basada en un
relato de Prosper Merimée dentro de la primera y única temporada de "I
giochi del diavolo" (1981). Anduvo metido también en las series
"Turno di notte" (1987) y "Brivido giallo" (1987-1988),
para la que realizó cuatro telefilmes que por aquí nos llegarían en formato
VHS. Más involucrado en el terreno de la fantasía y la aventura familiar
durante los 90, en los últimos años ha vuelto al terror en el medio catódico
con "6 passi nel giallo" (2012) (10), serie de seis episodios de los
que Lamberto se encargó de la dirección de tres de ellos, los otros recaerían
en su hijo Roy y en Edoardo Margheriti (vástago de Antonio), y lleva un tiempo
buscando financiación para llevar adelante la respuesta italiana a
"Masters of Horror" (2005-2006), serie norteamericana conducida por
Mick Garris donde, recordemos, Dario Argento participó en sus dos temporadas
con los capítulos "Jenifer" (11) y "Pieles" (12)
respectivamente. Producciones éstas que, pese a la perseverancia de Lamberto
Bava, Dario Argento y unos pocos más, no consiguen volver a despertar el
interés del público de su país por el giallo y el fantástico. En Italia desde
hace ya unos años triunfa principalmente la comedia, un género con mucha
tradición allí, pero ahora con un tono bastante más amable e incluso en no
pocas ocasiones de corte femenino.
Podíamos igualmente hacer mención a la misma
nomenclarura. Los giallos tienen, por derecho, algunos de los más fascinantes,
surrealistas, retóricos y extensos títulos que se recuerdan, al menos en el
italiano original (tantas veces alterado en la distribución). Dada la
importancia del sexo en el género, muchos de ellos hacen alusión fetichista
directa: “Alla ricerca del piacere” (1971) de Silvio Amadio, “El vicio tiene
medias negras”, “Vicios prohibidos” (1971), de Sergio Martino, “Días de
angustia”/”Le foto prohibite di una signora per bene” (1970), “La muerte
acaricia a medianoche” (1971), “La muerte camina con tacón alto”, las tres de
Ercoli,... Con el primer giallo de Argento se impone la moda de los títulos
zoológicos al comienzo de los 70, junto con su trilogía “El pájaro de las plumas
de cristal”, “Cuatro moscas sobre terciopelo gris” (1971) o “El gato de las
nueve colas”, tenemos “La tarántula del vientre negro” (1971) de Paolo Cavara,
“La lengua de fuego de la iguana”, “Una mariposa con las alas ensangrentadas”
(1971) de Duccio Tessari... Enlazamos con los títulos numéricos, a los ya
mencionados se le suman “Cinco muñecas para la luna de agosto” (1970) de Mario
Bava, “El diablo tiene siete caras” (1971) de Osvaldo Civirani, “Sette scialli
di seta gialla” (1972) de Sergio Pastore, “El asesino ha reservado nueve
butacas”, “Nove ospiti per un delitto” (1977) de Ferdinando Baldi... Las
producciones con interrogantes: “Qué habéis hecho con Solange”, “Quién la ha
visto morir”... Títulos directos que buscan y consiguen el impacto, “Orgasmo”,
“Spasmo” (1974) de Umberto Lenzi, “Delirium”/“Delirio caldo” (1972) de Renato
Polselli, “Suspiria”, “Inferno” (1980) de Dario Argento, “Aquarius”, etc...
Cuando no plenamente surrealistas, “La morte ha fatto l’uovo”/”Dos menos uno,
tres” (1968) de Giuilio Questi, con insistencia ocular tantas veces, “El ojo
del huracán” (1971) de José María Forqué, “El ojo del laberinto” (1972) de
Mario Caiano, “El ojo en la oscuridad” (1975) de Umberto Lenzi, la más reciente
“El ojo de cristal” (2004) de Eros Puglielli... Los slashers, como hemos ido
viendo, tuvieron, a groso modo, preferencia por colocar en sus títulos las
señaladas fechas en las que se dearrollan sus tramas, alusiones universitarias
o a matanzas, masacres, etc...
Otra característica distintiva nos la ofrecen las bandas
sonoras. Hablando del giallo, tras las más lisérgicas e hipnóticas de finales
de los 60, donde cabría resaltar la de “Dos menos uno, tres” a cargo de Bruno
Maderna, Ennio Morricone marca la pauta a partir de “El pájaro de las plumas de
cristal”, y más tarde se impondrían los Goblin y su rock sinfónico. Su música
va ligada de forma inseparable a las imágenes de los alargados y coloristas
asesinatos que componen el giallo.
No son pocos los títulos que, con mirada restrospectiva y
a modo de guiño u homenaje (o plagio, tanto da), han mirado a las películas del
otro lado del Atlántico. Wes Craven recrea en “Scream 2” (1998) una escena de
“Cinco mujeres para un asesinato” (1974) de Stelvio Massi, y la parte que
acontece en el estudio insonorizado no deja de recordar al mejor (y más
angustioso) Argento; o viceversa, Lucio Fulci tira de la sierra mecánica,
consagrada gracias a la filmografía terrorífica made-in-USA, en su paródica “Un
gatto nel cervello” (1990). Y sin embargo los films-homenaje más certeros a uno
y otro género han procedido de su propio continente. Alexandre Aja y Lionel
Delplanque demostraron conocer perfectamente los resortes y títulos del giallo
en “Alta tensión” (2003) y “Deep in the woods. En lo profundo del bosque”
(2000) respectivamente. Aja, en el film que le sirvió de trampolín a Hollywood,
miraba conscientemente a los títulos de los 70 y 80 (aburrido, según confesión
propia, de los que se estaban haciendo por entonces), insertando
inteligentemente elementos del thriller all’italiana. Delplanque además recurre
a un grupo de actores, un escenario, una representación que acabará en una
orgía de sangre y muerte, y un asesino que oculta su rostro bajo una máscara,
en esta ocasión de lobo (las similitudes con la opera prima de Soavi son
evidentes). Y en uno y otro se recupera (ya lo hemos dicho en otra parte) la
figura de la lesbiana, aunque ahora (los tiempos han cambiado) no están
condenadas a morir, sino que reclaman su lugar como protagonistas e incluso
como heroínas. Rizando el rizo, en “Deep in the woods. En lo profundo del
bosque” encontramos como arma mortal un arpón de submarinista, que viéramos en
el giallo “El cerebro del mal” (1972) de Sergio Sollima. Por su parte, tal vez
el homenaje más sincero al slasher, a la par que ha creado su propio culto, sea
“Hatchet” (2006), de Adam Green, un fanático del género que publicitó así ésta
su segunda película "No es un remake, no es una secuela y no está basada
en una japonesa. Horror americano de la vieja escuela".Green creó su propio
y mostruoso psychokiller, Víctor Crowley, en toda la tradición del género,
quien mata a todo aquél que pase por el pantano de Louisiana donde vivía,
prologando su letal venganza. Para el papel del monstruoso Victor, Green contó
con Kane Hodder, recordado por los aficionados al género por ser el único actor
que ha encarnado a Jason Voorhees hasta en cuatro ocasiones, desde
"Viernes 13 VII: sangre nueva" (1988) a "Jason X". Hodder
le pidió al realizador un papel donde tuviera más ocasión de actuar, así que acabó
interpretando también a Thomas Crowley, el padre de la criatura. Lo único que
le faltaba a "Hatchet" para ser un slasher en toda regla era tener
secuelas, y en 2010 vendría la primera de ellas. Sólo que ahora el papel
protagonista de Marybeth Dunston lo interpretaría la menuda Danielle Harris.
Actriz que comenzó su carrera frente a las cámaras siendo un niña, y entre
otros muchos papeles fue la hermana pequeña del enmascarado asesino de
"Halloween 4: El regreso de Michael Myers" (1988) y su directa continuación
(se rodaron juntas) "Halloween 5: La venganza de Michael Myers"
(1989). ). La carrera de la Harris siguió por otros derroteros y, aunque Jamie
Blanks le dio el papel de antipática gótica en su conocida "Leyenda
urbana”, sería Rob Zombie quien, al contar con ella para sus "Halloween.
El origen" y "Halloween II", la convertiría en un pequeño
(perdón, el chiste era inevitable) icono del cine de terror del siglo XXI,
apareciendo desde entonces en numerosas cintas del género así como en multitud
de convenciones ante los fans. Incluso dirigió un torture-porn, "Among
friends" (2012), donde no faltaban ni Kane Hodder ni sus compañeros de
"The victim" (2011), Jennifer Blanc y Michael Biehn, y donde se
reserva un cameo vestida de harlequín, como su personaje en aquellas secuelas
del éxito de Carpenter. En 2013 llegaría la segunda (y última al menos hasta el
cierre de estas líneas) entrega de la serie, de nuevo con la Harris (8) y que
contó con Zach Galligan, el protagonista del “Gremlins” (1984) de Joe Dante, en
el papel de sheriff. Si en "Hatchet II" podría verse el
enfrentamiento final entre Víctor Crowley y el Reverendo Zombie (Tony Todd)
como una lucha entre Jason y Candyman, aquí rizan el rizo y el Jason de cuatro
entregas de "Viernes 13" (Hodder) se las ve con Derek Mears, quien
diera vida al asesino de Crystal Lake en el remake de Marcus Nispel de 2009,
tenemos por tanto a Jason vs Jason.
Ello no quita para que fans de (casi) cualquier rincón
del planeta hayan querido hacer (décadas después de su éxito en las pantallas)
películas en la onda de uno u otro estilo. En el caso del giallo son llamativos
los ejemplos del anime “Perfect blue” (1997) de Satoshi Kon (ya comentado en
esta misma web), ejercicio de autor donde a las constantes de su realizador se
unen las directrices del thrilling a lo Argento (9); o la cinta argentina,
recientemente comentada en este blog “Sonno profondo” (2013) de Luciano Onetti.
Ejercicios de estilo, cintas de autor, como la franco-belga "Amer"
(2009) de Hélène Cattet y Bruno Forzani, o la británica "Berberian Sound
Estudio" (2012) de Peter Strickland, realizador de la aún más estilizada
(aunque fuera del género que nos ocupa) "The Duke of Burgundy"
(2014). En ocasiones el homenaje, el guiño, la referencia, no es tan directa
pero sí igual de palpable; pensemos en la cinta "Red Nights" (2010)
del tándem Julien Carbon y Laurent Coutiaud, una coproducción entre Hong Kong,
Francia y Bélgica, donde la impronta italiana es evidente en la fuerte
fotografía empleada en los masoquistas rituales de muerte. Volvemos al punto de
partida, a la estética del giallo.
(8) Por si no
fuera suficiente enfrentarse dos veces seguidas con Victor Crowley, la
pizpireta Danielle Harris no tardaría en vérselas con otro gigantesco psicópata
con malos humos y peores modales, Jacob Goodnight (el luchador de la WWE Kane
Jacobs) en la secuela de "Los ojos del mal" dirigida por las gemelas
Soska en 2014.
(9) Durante un tiempo se habló que Darren Aronofsky
quería llevar a cabo un remake de “Perfect Blue”. No lo hizo, pero en 2010
estrena “El Cisne Negro”, un film que guarda muchísimo parecido con el
mencionado anime de Satoshi Kon además de nada simuladas referencias al giallo
italiano, especialmente a Argento.
(10) El primer episodio, con dirección de Lamberto Bava,
fue emitido por Antena 3 bajo el título de "Visiones de un
asesinato".
(11) Adaptación del cómic homónimo escrito por Bruce
Jones e ilustrado por Berni Wrightson para la editorial Warren.
(12) Supondría el reencuentro de Argento con el actor
John Saxon 24 años después de que trabajaran juntos en "Tenebre".
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