Reseña realizada por
ALFONSO & MIGUEL ROMERO
TITULO ORIGINAL: Una gota
de sangre para morir amando
TITULO EN ESPAÑA: Una gota
de sangre para morir amando
IMDB: Pinchar aquí
AÑO DE PRODUCCIÓN: 1973
DIRECTOR: Eloy de la
Iglesia
REPARTO: Sue Lyon (Ana
Bernia)
Chris Mitchum (David)
Jean Sorel (Victor Sender)
David Carpenter (Phil)
Fernando Hilbeck (Padre de
familia asaltada)
EDICIONES ESPAÑOLAS EN
VÍDEO: Jose Frade Films de Distribución S.A.
EDICIONES ESPAÑOLAS EN
DVD: -----
SINOPSIS: En un futuro
cercano, Ana, una rica heredera que trabaja como enfermera en un hospital
porque quiere hacer de éste un mundo mejor, es también una misteriosa asesina
que mata a chicos con problemas. Por otro lado, una banda de jóvenes está
sembrando el terror a su paso. Uno de ellos, David, se distancia de sus amigos
y es testigo de uno de los crímenes de la muchacha. Aprovechará para hacerle
chantaje.
COMENTARIO: Eloy de la
Iglesia no sólo fue uno de los directores españoles que durante los 70 más
transitó el psycho-thriller, sino que al contrario que, pongamos, Pedro J.
Ramírez y su "El pez de los ojos de oro" (1974), no se limitó a
imitar sin gracia ni personalidad el giallo italiano, sino que lo llenaría (al
igual que prácticamente toda su filmografía) de crítica social, de
reivindicación de la clase obrera frente a la burguesía franquista, de libertad
individual y (homo)sexual, y de (a excepción de la que aquí nos ocupa)
ambientes propios y castizos, dotándolos de su estilo personal.
Sus thrillers
(inevitablemente con una mirada al giallo como era por entonces de rigor),
transita la España negra, la del Jarabo o la envenenadora de Valencia, una
España reprimida (en sexo, política, etc...), envuelta en la miseria y la
incultura, en cintas como "Algo amargo en la boca" (1969), "El
techo de cristal" (1971), "La semana del asesino" (1972) o
"Nadie oyó gritar" (1973).
"Una gota de sangre
para morir amando" fue un proyecto más ambicioso, coproducción entre
España y Francia a cargo de José Frade Producciones Cinematográficas junto a
Intercontinental Production (que no figura en los créditos). Se rodó en inglés
y con un reparto internacional encabezado por Sue Lyon y Chris Mitchum, a los
que se sumaba Jean Sorel. Mitchum había tenido un gran éxito por medio mundo
con otro film de participación española y francesa (en este caso también con
Italia de por medio) un año antes con el policiaco "Un verano para
matar", de Antonio Isasi-Isasmendi. La intervención de Sue Lyon no deja de
ser llamativa, si bien la presente cinta copia descaradamente "La naranja
mecánica" (1971) (1), a la que se hace un guiño cuando la anuncian por
televisión, además, Ana, el personaje principal, es encarnado por Sue Lyon,
quien protagonizara “Lolita” (1962), la adaptación que Kubrick llevó a la
pantalla (2) del libro de Vladimir
Nabokov , que por cierto Ana lee en el film que nos ocupa en una nueva
referencia cinéfila. Es más, De la Iglesia adapta en diversas ocasiones
encuadres extraídos de "2001, una odisea del espacio" (1968), con la
que comparte además el (pedante) uso de música clásica en la banda sonora y la
recurrencia a citas literarias cultas (en esta ocasión, nada menos que a Edgar
Allan Poe), características que se verán en otras cintas de ciencia ficción
setenteras como "El hombre terminal" (1974), de Mike Hodges, según la
novela homónima de Michael Crichton.
"Una gota de
sangre..." contiene igualmente esa visión pesimista de un cercano futuro
distópico tan en boga entonces en la ciencia ficción que, a raiz del film de
Kubrick en el género, había empezado a contar historias adultas y a ser tomada
en serio por la crítica. El género al comenzar los 70 dejaba a un lado la space
opera y la ci-fi de bolsilibro para acercarse a la perspectiva negativa de
Orwell, Matheson, Bradbury o el citado Crichton. Eloy de la Iglesia contó en el
guión, firmado a cinco manos y donde él mismo participó, con José Luis Garci
(?), el anarquista y también director Antonio Artero, o Antonio Fos, habitual
de sus psycho-thrillers (y de otros interesantes trabajos en el género para
diversos directores).
Resulta curiosa la mezcla
de ciencia ficción con la estructura del thriller mediterráneo, cogiendo de
éste incluso el retorcido y extenso título (3). También el fuerte colorido de
tonos cálidos y el uso de un agresivo naranja en ciertos momentos son muy
propios del giallo. Dando la vuelta a uno de los clichés del género, y no es
raro viniendo de Eloy, el asesino (de quien pronto sabemos su identidad, como
en "Un hacha para la luna de miel" o "El asesino no está
sólo") es en este caso una mujer, y sus víctimas atractivos ejemplares del
sexo opuesto a quienes brinda sus últimos momentos de placer y felicidad antes
de matar cual mantis religiosa.
Se nos plantea un mundo
futuro totalmente dependiente de la televisión, como en "Fahrenheit
451" (1966), y la emisión de los noticieros y una publicidad de tono
irónico se adelanta al Verhoeven de "Robocop" (1987) o "Staship
Troopers. Las brigadas del espacio" (1997). Incluso forma de pantalla de
televisor muestra el cristal por el que observan la supuesta recuperación de
criminales sometidos a experimentos de reinserción por parte del doctor Victor
Sender (Sorel) con el beneplácito del gobierno (de nuevo ecos a "La
naranja mecánica") en ese sarcástico, sangriento y nada halagüeño final,
donde podemos ver al veterano secundario Eduardo Calvo. Y ya que hemos nombrado
la adaptación de Truffaut del relato de Ray Bradbury, la banda de delincuentes
a lo drugos en la que milita David (Mitchum) visten unos atuendos que parecen
una mezcla entre el uniforme de los bomberos de aquella con los parroquianos de
algún bar gay-leather de Nueva York o San Francisco.
Formalmente muestra los
fallos y aciertos típicos de su realizador: montaje atropellado, torpeza
narrativa, etc... junto a la importancia y cuidado de detalles y decorados y el
mimo de alguna escena de gran belleza, como aquella con Ana, tras matar a un
muchacho, caminando por el campo con un camisón ensangrentado seguida en un
travelling horizontal, imagen icónica de la película incluida incluso en la
portada.
Fiel a sí mismo, esta
alegoría futurista contiene la mirada progresista de su responsable, su repulsa
por los totalitarismos disfrazados de civilizaciones perfectas y por sus modos
para erradicar los problemas, así como su reivindicación por una libertad
posible y real, y lo hace de forma directa en algunos diálogos, como había
realizado previamente en “La semana del asesino” (cortado, of course, en el
montaje español) y que formulará de manera más contundente en “Los placeres
ocultos” (1977) o “El diputado” (1978). Una sociedad, la del film, que en el
sueño de su estricta (sin)razón engendra monstruos, y donde las teorías de la
trastocada mente de Ana no dejan de tener un cierto sentido.
(1) Es bien conocida la
anécdota que la crítica de la época la ninguneó con el apodo de "La
mandarina ortopédica". No sería sólo en nuestro país donde sacaran estas
conclusiones, uno de los títulos con los que se conoce la película fuera de
España es "Clockwork terror", en evidente alusión al original del
film de Kubrick, "Clockwork orange".
(2) Sería éste el rol más
importante en la carrera de la Lyon junto al "lolitesco" papel que
haría al año siguiente en la traslación cinematográfica a cargo de John Huston
de la obra "La noche de la iguana" de Tennessee Williams.
(3) Del mismo modo, en el
extranjero aludirían al giallo en la titulación, sirva como ejemplo
"Murder in a blue world".
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