TITULO ORIGINAL: Gli occhi freddi della paura
TITULO EN ESPAÑA: Los fríos ojos del miedo
IMDB: Pinchar aquí
AÑO DE PRODUCCIÓN: 1971
DIRECTOR: Enzo G. Castellari
REPARTO: Giovanna Ralli (Anna)
Gianni Garko (Peter Flower)
Frank Wolff (Arthur Welt)
Julián Mateos (Quill)
Fernando Rey (Juez Flower)
EDICIONES ESPAÑOLAS EN VÍDEO: José Frade Films de Distribución S.A.
EDICIONES ESPAÑOLAS EN DVD: Eurocine y Tema Distribuciones
SINOPSIS: Londres. Peter Flower, sobrino del influyente juez Flower, lleva a una prostituta a casa de su tío, con intención de pasar una agradable velada. Allí les aguarda un tipo que ha asesinado al mayordomo. Poco después llega otro hombre, con uniforme de policía, compinchado con aquel. Busca algo que debe de estar escondido por la casa mientras tienen retenida a la pareja.
COMENTARIO: Enzo G. Castellari es uno de los grandes nombres de cine de género italiano en su etapa dorada. Imprescindible para el auge del poliziesco a comienzos de los 70 y del futurista/postnuclear al amanecer de la década siguiente. Gracias, sobre todo, a "La policía detiene, la ley juzga" (1973) y "1990: Los guerreros del Bronx" (1982) respectivamente. Entre medias nos brindó el canto de cisne del spaghetti-western con aquella reinterpretación más visceral de "Django" (1966) de Sergio Corbucci que fue "Keoma" (1976). Amén de dejarnos algunos de los mejores ejemplos de las aventuras bélicas con "Aquel maldito tren blindado" (1978), o de los pseudo-Rambos rodados en los 80 por Filipinas con "Striker" (1987). Y, sin embargo, su paso por el giallo, uno de los géneros italianos más característicos, fue practicamente testimonial (1). "Los fríos ojos del miedo", su contribución al género, es además un giallo muy particular. Que parece acojerse a las coordenadas del mismo para después hacer y deshacer a su antojo. Como si se mirara en un espejo deformante.
Formalmente, y el giallo es ante todo un género formal, el director hace uso de un estilismo tan exacerbado como cuidado en cada uno de sus planos. La fotografía colorista, la planificación, etc... todo está controlado al más mínimo detalle. La banda sonora fue nuevamente obra de Ennio Morricone, orquestada una vez más por Bruno Nicolai, alejándose de sus habituales trabajos para el género, que resultaban en ocasiones variaciones de sus partituras para el primer Argento.
El film arranca con un tipo que ataca a una muchacha (la guapa Karin Schubert). A él no lo podemos identificar. Castellari hace uso de la planificación propia del género para que no veamos el rostro del agresor. Y al final da un brusco giro y es ella quien mata a su atacante. Pero todo es una representación, una farsa, un espectáculo en una sala de teatro, donde Peter Flower (Gianni Garko) conoce a Anna (Giovanna Ralli), y, de nuevo con una farsa, la chica se librará de su pesado acompañante y los dos jóvenes podrán marcharse juntos.
También con engaños y subterfugios aparece Arthur Welt (Frank Wolff) (2), empeñado en dar con unos documentos que demostrarían, no ya su inocencia en un viejo caso del que salió declarado culpable, pasando 15 años a la sombra, sino que señalaría a una serie de gente influyente, involucrada también en el mismo delito por el que sólo él pagó, y mancillaría por corrupción el nombre del juez Flower. Pero además, Arthur tiene preparado otro duro golpe contra el magistrado para hacer más efectiva su venganza. Ante tal situación Peter y Anna tratarán de burlar a sus captores y conseguir ayuda.
Castellari, temáticamente, se aleja del giallo prototípico. Aquí no hay asesino enmascarado, con gabardina y guantes negros. Y tampoco encontramos los motivos crematísticos de tantos giallos ni los traumas infantiles que se apoderaron del género en los 70, y el director circunscribe la trama a la lucha de clases. El status quo, el poder de las clases altas, parece decirnos Castellari, hace a la gente más mezquina, más ruín. Anna, la prostituta, Quill, un desgraciado ratero del lumpen, e incluso el propio Arthur, quien tuvo sueños de grandezas y fue una marioneta de los poderosos que se aprovecharon de él, van a resultar las víctimas. Los Flower, abogado y juez, listos, ricos y de alto estatus acabarán saliendo victoriosos y controlando las riendas de una situación (y un sistema) que siempre han tenido en sus manos. En definitiva, todo es una cuestión de representación, de aparentar, de farsa.
(1) El film, rodado entre Londres (los exteriores) y los italianos estudios Cinecittà, iba en un principio a contar con José Frade al frente de la dirección (según publicó ABC en su edición del 15 de enero de 1971).
(2) El traidor capitán Lynch de la excelente cinta de Castellari "Mátalos y vuelve" (1968), uno de los mejores filmes italianos que llevaron el esquema de "Doce del patíbulo" (1967) de Robert Aldrich al terreno del spaguetti-western.
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